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En los últimos años, el uso de drones ha crecido enormemente, gracias a su versatilidad y capacidad para capturar imágenes y datos de lugares a los que no se puede acceder fácilmente. Sin embargo, esta tecnología no está exenta de riesgos, especialmente cuando se contrata a empresas de drones que no cumplen con las regulaciones y normativas.

Vuelo recreativo vs vuelo profesional

Existe la falsa creencia de que, si no se cobra por un trabajo aéreo realizado con drones, no se puede catalogar como vuelo profesional, y esto no es así. Los vuelos recreativos suelen ser aquellos en los que se utiliza un dron para el entretenimiento personal, sin ninguna compensación económica a cambio. Y la finalidad del vídeo no es otra que disfrutarlo en casa, o compartirlo con amigos en nuestras redes sociales personales.

Por otro lado, los vuelos comerciales/profesionales son aquellos en los que se utiliza un dron con un propósito comercial o profesional, incluso si no se recibe un pago directo por ese vuelo en particular. Por ejemplo, si se efectúa un vuelo para promocionar un producto o servicio, ya sea propio o de terceros, se considerará vuelo profesional, aunque no cobremos por ello. Si se realiza un vuelo para promocionar un evento, o un vuelo para un ayuntamiento promocionando el turismo, se considera vuelo profesional, aunque no se perciba remuneración económica por ello.

La clave para determinar si un vuelo se considera profesional o no, suele estar en el propósito y el contexto del vuelo, más que en si se recibe un pago específico por él.

Empresas ilegales

Estas empresas conocidas como empresas de drones no autorizadas o ilegales, son aquellas que no tienen la licencia necesaria para operar drones en España. Suelen ofrecer servicios de fotografía, videografía, inspección y vigilancia aérea a precios muy bajos, lo que puede resultar tentador para aquellos que buscan ahorrar dinero. Sin embargo, contratar a estas empresas puede tener graves consecuencias. En primer lugar, las empresas de drones piratas no cumplen con las normativas y regulaciones que rigen el uso de drones en España. Esto significa que pueden poner en peligro la seguridad de las personas y los bienes, ya que no están sujetas a las mismas restricciones que las empresas legales.

Además, no ofrecen garantías de seguridad y responsabilidad civil en caso de accidentes o daños causados por el drone. En segundo lugar, estas empresas no cuentan con los seguros necesarios para cubrir los riesgos asociados con el uso de drones. Sus seguros suelen ser de uso recreativo. Esto significa que, en caso de accidentes, el cliente puede acabar siendo el responsable de los daños y perjuicios causados, lo que puede resultar en costes muy elevados.

Por último, contratar a una empresa de drones pirata o ilegal puede acarrear problemas legales y sanciones. La Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) se encarga de regular y supervisar el uso de drones en España, y las empresas que operan drones sin la licencia necesaria pueden ser sancionadas con multas y otras medidas disciplinarias.

Por todo ello, es fundamental que las empresas y particulares que necesiten contratar servicios de drones se aseguren de que la empresa contratada cuenta con la licencia y el seguro necesarios para operar drones en España. De lo contrario, podrían enfrentarse a graves problemas de seguridad, legales y económicos. La seguridad y la responsabilidad son aspectos fundamentales a la hora de operar drones, y no se pueden descuidar en ningún caso.

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